miércoles, 18 de marzo de 2009

La última vez que estuvimos en San Telmo, te miraba a través de un caleidoscopio y reía. Eras vos dividido y fragmentado, convertido en un todo infinito que desconocía y formaba parte de mí.
El último beso, en el ángulo cóncavo de tus labios, en la comisura risueña de tu boca como no hay otra, fue una noche de cuadros rojos y deseos latentes, de despedidas tacitas y promesas invisibles. El ultimo y sutil beso sellaba una distancia inverosímil. Vos con tu vida, yo con la mía.
Y en todos los demás días que le siguieron salió nuevamente el sol.
Vos mejor que cualquier promesa. Cada letra de tu nombre como una bendición.
TE AMO... (hasta que lo entiendas.)

1 comentario:

Marijose dijo...

Se nota que escribes con el corazón y es hermoso encontrar gente con tanto sentimiento en este mundo en el que vivimos demasiado deprisa y en el que la mayoría ni siquiera se detiene a pensar, un saludo!