La otrora sonrisa con que tus labios me esperaban
dista bastante de las lanzas afiladas que hoy salen de tu boca
buscando el blanco certero en mi corazón.
Las llamas que de tu mirada se desprenden
Las llamas que de tu mirada se desprenden
no me encienden, sino que me queman con furia inusitada.
Los silencios en los que vos y yo nos encontrábamos
Los silencios en los que vos y yo nos encontrábamos
deseosos de ese remanso, de esa tregua
para recibirnos y conocernos y reconocernos
con las manos plácidas sobre la piel gozosa,
hoy son distancias definitivas.
Son el pórtico de este desolado presente que hoy y mañana
va a ser mi casa, mi vida y mis cosas.
Ni hablar de los besos y los abrazos
Ni hablar de los besos y los abrazos
y las frases que solo nosotros entendemos.
Ni hablar ni escribir, porque esta decadencia inhóspita
poco a poco me va derrumbando y me ha tomado hasta la punta de los dedos…
No hay palabras para la tristeza.